Son 12 años de un grupo emblemático e innovador que impregnó al tango de un nuevo sonido. Astillero, la formación comandada por el pianista y director Julián Peralta, desembarca ahora con el disco Quilombo, un material que retoma a la murga como plataforma central de despegue.

No es la primera vez que Astillero se aproxima a otros estilos y referencias musicales. “Hemos hecho varios coqueteos con otros géneros a los que no sentimos demasiado lejanos. El tema “Reflejo” es un aire de vidala o zamba, “Charrúa” le hacía un guiño al candombe uruguayo, “Motobronco” al rock sinfónico de King Crimson, “Rosca” a la música clásica y “Catinga” a la murga porteña”, repasa Mariano González Calo, bandoneonista de Astillero. “Fue en la murga donde vimos mayor potencial de poder hacer temas manteniendo la estética de Astillero”, explica González Calo a Fractura Expuesta sobre el nuevo disco.

Quilombo reúne composiciones originales e instrumentales que, en su mayoría, llevan por título el nombre de barrios porteños y bonaerenses bañados por las aguas del Riachuelo. “Lugano”, “Alsina”, “Pompeya”, “Barracas” o “Budge” componen un repertorio ajustado al sonido clásico de Astillero –por momentos áspero, en otros intrigante- y orientados por un trazado rítmico murguero.

La imagen de portada del disco, del artista Marcos López.

¿Hay bombo con platillo, alma mater de la murga? No. “Si bien en un principio la idea fue grabar el disco con un bombista de invitado, fuimos dejando la idea de lado porque nos íbamos sintiendo cómodos y familiarizados con el ritmo, entendiendo que podía estar presente aún sin estar”, dice González Calo. Un buen ejemplo de lo que comenta el músico podría ser “Pompeya”.

“Así como siempre sostuvimos que el tango es nuestra forma de hablar y de pensar, podemos decir lo mismo de la murga porteña, con la que nos criamos, la que sale de las mismas entrañas de las que salió alguna vez el tango”, agrega el bandoneonista de Astillero que, este viernes, presentará Quilombo en el CCK (Sarmiento 151) con la formación que completan Alicia Alonso (violín), Jacqueline Oroc (violonchelo), Diego Maniowicz (bandoneón) y Federico Maiocchi (contrabajo).

Se trata del cuarto disco de un grupo siempre renovador que ha influenciado a muchas otras propuestas de la nueva corriente del tango. Sin dudas, un reconocimiento valioso para un sexteto en constante movimiento que ya ha edificado un legado. “Crear todo el tiempo nuevas músicas, nuevos conceptos. Es lo que nos divierte y lo que quisiéramos hacer por el resto de nuestras vidas”, remata González Calo. Larga vida para Astillero.