La Botica del Ángel, un espacio emblemático de la ciudad creado por el artista Eduardo Bergara Leumann, está celebrando sus 50 años de vida con distintas actividades.

Visitas guiadas, muestras de arte y conciertos de tango y folclore son parte de las propuestas que tiene la casa-museo fundada en 1966.

Primero ubicada en la calle Lima, La Botica se trasladó luego al mítico edificio de Luis Sáenz Peña al 500 en donde Bergara Leumann cuidaba y exponía un valioso patrimonio artístico en “un collage escenográfico”.

En sus salas hay obras de arte de artistas plásticos como Raúl Soldi, Antonio Berni, Luis Felipe Noé, Marta Minujin, Guillermo Roux, Juan Carlos Castagnino, Carlos Gorriarena. También hay manuscritos de Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Manuel Mujica Lainez y recuerdos de actores y cantantes, algunos de los cuales debutaron en La Botica, como Susana Rinaldi, Marikena Monti, Nacha Guevara y Leonardo Favio, entre otros.

“¿Por qué Botica? Porque había de todo como en botica. Del ángel, por María Casares. ‘Eduardo, dos en uno, eres un Ángel’, me decía y yo me lo creí. Ángel y duende se necesitan para ser del mundo mágico del espectáculo”, contaba Bergara Leumann.

Y agregaba sobre el reconocido lugar: “Compré una mezcla rara de elefante blanco y ex templo y lo convertí en un collage de un Buenos Aires que se perdía. Por la Botica de Luis Sáenz Peña pasaron Luisa Vehil, Mecha Ortiz, Tania, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Mariano Mores, Ariel Ramírez, debutaron Opus 4, Valeria Lynch, Víctor Heredia y el siempre presente Leonardo Favio. Hasta que cerré sus puertas y me fui con el ángel a otra parte, Europa, EE.UU. Veinte años después volví a la Botica; al ver mis recuerdos de 47 años de trabajo decidí que sería oportuno convertirlo en un museo vivo y divertido. Siempre supe que sólo uno se lleva lo que deja a los demás y solo muere lo que no se recuerda. Así el 5 de mayo de 1997 recuperé la Botica con mis ángeles. Para que en ella siga el tango, el folklore y de todo, como en Botica”.

“Porque todo Ángel que practica va a parar a la Botica y no hay ángel que por bien no venga”, resumía Eduardo Bergara Leumann.