Javier Cohen es uno de los anónimos exponentes de la música popular. Por su tarea docente en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, ha participado de la formación de una parte realmente importante de los músicos que hoy protagonizan el género.

Su paciencia ha sido eje central de «Pichuco”, la película donde el director Martín Turnes exhibe el laburo desarrollado en los conservatorios en busca del fundamento perdido, el afán de contrarrestar la vulnerable transmisión oral de las claves del tango, que por diversas causas fueron el escollo más difícil de franquear por esta generación de artistas.

Pero Cohen, además ha editado algunos discos, y el miércoles 4 presenta su nuevo material en Circe, un trabajo instrumental de guitarra, percusión y bandoneón. En diálogo con Fractura Expuesta Radio Tango destacó los sentimientos detrás de la música: “Para mi tocar tango hoy significa un acto de resistencia, una declaración de identidad y de principios. Por trabajar la improvisación, soy observador de un lenguaje que tiene que ver con el jazz, que tiene que ver con una concepción de la música universal, desde los ritmos africanos a la música europea de Bach, todo eso tiene que ver con lo que somos hoy”.

“Tengo interés en tomar lo mejor de aquella expresión afroamericana y también la influencia de enorme valor de europeos como Bach o Chopin. Es tocar música universal desde lo nuestro. Como músicos nos plantamos en el efecto que queremos tener en la comunidad. Las ‘Misteriosas Voces de Bulgaria’ no saben que yo las escucho, pero cuando las escucho me hacen bien. Lo mismo me pasa con Pichuco. Conozco mucha gente en otros países que cuando escuchan a Troilo, se sienten mejor”, destaca el guitarrista y compositor.

Consultado sobre el aporte central de Aníbal Troilo a la música ciudadana, el ex Jefe del Área Tango de la EMPA subrayó que, según su criterio, el máximo aporte musical de Pichuco consiste en “valorar la introspección, esa manera de tocar casi exclusivamente desde lo que uno tiene en el alma. D’Arienzo tenía otro perfil pero también valoraba su personalidad, llevada a su orquesta. Ahí está todo. Particularmente, Troilo tenía un liderazgo espiritual, un ser nacional, un tipo transparente que marcaba una tendencia de cómo uno puede comportarse en una comunidad. A cualquiera le pasa algo cuando toca ‘Garúa’, ‘Sur’, ‘María’, o temas que no son de él, como ‘Quejas de Bandoneón’ o ‘Danzarín’. Algo pasa a través de esas composiciones, una vigencia que para mí radica en la forma en la que se plantaba frente a la música”.

Con Claudio Gandolfo y Hernán Fernández presenta esta noche “Línea de 3”, en Circe, Av. Córdoba 4335. Una apología musical-futbolera a pasar al ataque, a tomar riesgos, a conquistar al otro. Escucha la nota completa en el siguiente podcast.