Poeta sin freno, hermano de la canción e hijo del tango y de las calles, Nacho Whisky fue uno de esos hombres que vivieron en la palabra y en la trama mayor de los que tienen mucho sin buscar tener demasiado.

“Tener lo que se tiene”, decía Diana Bellessi. Y Whisky supo dar todo lo que se tiene. En su entrega al arte, en su brazo fraterno con los amigos, en su amarre al tango y la canción y en su lazo bien trenzado con Buenos Aires.

Durante las décadas de los años 70 y 80 estuvo exiliado. En Estados Unidos, mientras trabajaba como periodista, tuvo la oportunidad de entrevistar a John Lennon y además andar cercano a Charles Bukowski. Datos de una historia a la que, parece, Whisky no buscaba engrandecer para evitar esa forma autocelebratoria que eventualmente invade el mundo de los artistas y por momentos atrae a “los arrimados”.

En el tango, nombres como Enrique Cadícamo, el “polaco” Goyeneche, Juan de Dios Filiberto o Aníbal Troilo conformaban una parte importante del universo tanguero de Whisky. Con el guitarrista Jorge Giuliano trabajó en numerosos ocasiones y escribió letras que interpretaron, entre otros, Los Andariegos, Mónica Abraham y Almafuerte.

Nació en Temperley. Murió en 2013 en un accidente vial en Constitución. Héctor Francisco “Nacho” Wisky, poeta y hombre que con sus armas y escudos apuntaba firme desde su garganta al corazón y volvía siempre a ser ese “muchacho de entonces” que buscaba el arcoíris en el vientre de su madre.

Uno de sus textos de mayor repercusión es “Los héroes del amor”. En 2008, notablemente emocionado, Nacho Whisky lo interpretó junto a Jorge Giuliano.