No es para despreciar la invitación a una fiesta en La Boca. Y mucho menos si quienes van a amenizarla son dos de las propuestas más interesantes que dio el tango en este último tiempo como Quiero 24 y La Santa Milonga.

Creado en el año 2004, Quiero 24 es un trío de guitarras con cantor que le da una vuelta adicional a lo hecho por Edmundo Rivero allá por los años 60, con composiciones propias más que interesantes. Integrado por el cantor Cristian “Cholo” Castelo y las guitarras de Emiliano Fernández, Laura Genlote y Alejadro “el zurdo” Alustiza, la propuesta de este grupo transita el lado del tango de bodegón con sus mejores yeites. Es que sumado a la increíble interpretación de las guitarras (son un trío afiladísimo), tienen un cantor como Castelo que, a fuerza de carisma e interpretación, permite el surgimiento de un verdadero diálogo entre artistas y público. Lo interesante es que, además de lograrlo con clásicos como “Aquel tapado de armiño” (Delfino – Romero) , “Chorra” (Discépolo) o el entrañable “Ave de paso” (Charlo – Cadícamo), lo logran también con los temas propios, verdadero mérito de esta agrupación tanguera. 

Canciones como “Desde Dolores” o “El mufa Benito” (ambas de su primer disco “Quiero 24” editado en 2008) logran identificar a los espectadores, aún cuando no sepan la letra. Quizás por la existencia en ellas de cierto guiño cómplice que hace que quien lo entienda, se sienta apelado. Picardía de vereda que se repite en otras propias, todavía inéditas, como “Asesinan la pasión”, “Mermelada” o “La del Club Daom”.

Quiero 24 es un viaje a lo mejor de ese tango de barrio que oscila entre lo festivo y otros momentos decididamente intimistas. En ese recorrido se encuadró una emocionante versión de “Los Cosos de al lao”, en la voz de un Castelo que se bajó del escenario para cantarla desde una mesa del público, acompañado solo por la guitarra de Laura Genlote. Momentos mágicos generados por un cuarteto que además posee todo un concepto de lo que debería ser la música popular (no es común encontrarse con una propuesta que decide endilgar la autoría de las canciones al grupo, evitando referir a las individualidades).

Lo de Quiero 24 fue una presentación intensa y emotiva que le dejó el ambiente “al dente” a la otra propuesta de la noche: La Santa Milonga. Integrada por Eugenia Vidal en voz, Juan Martín Scalerandi en guitarra y arreglos, Mariano Antonio en bajo y contrabajo y Alberto “Pata” Corbani en cajón y tambor de candombe, La Santa Milonga plantea un acercamiento al tango en clave rioplatense. Con un repertorio todavía integrado por clásicos, la novedad es la mixtura del ritmo acompasado de milongas, valses y tangos con la fuerza de la percusión de Corbani, lo que redunda en una propuesta de identidad notable.

Preparando su primer disco, que esperan sacar a principios del año próximo (y que se llamaría “Milongas non Sanctas”), este cuarteto no para de crecer. Con sus arreglos se encuentran en una escalada más que interesante que redunda en un estilo interpretativo original. Es lo que sucedió en las versiones de “Garúa” (Troilo Cadícamo) con una intro novedosa, “Milonga en rojo” (Fugazot – Demare – Castillo) o la hermosa “El cordón” (Chico Novarro). También hubo momentos intimistas como la emotiva “Vieja Viola” (Correa) interpretada por Eugenia Vidal y la guitarra de Juan Martín Scalerandi o la dulce versión del vals “Tu pálida voz” (Charlo – Manzi) acompañada con percusión. Como parte infaltable del concepto de este grupo, estuvo presente el ritmo de murga porteña pero sin la presencia del bombo con platillo. Fue solo con el sonido del cajón que la pesada cadencia murguera invadió el ambiente, acompañando a los tangos “En un feca” (anónimo) y la increíble versión de “Silbando” (Piana/Castillo – Castillo), a esta altura un clásico del grupo con el que cerraron y que dejó al público coreando más allá del final de la presentación.

Lo que se vivió esa noche de la mano de estos dos grupos fue un viaje a la emoción. Alejados del cinismo y la irreverencia donde se encuadran varias de las nuevas propuestas tangueras de “formato chico”, lo de estos grupos va mucho más por el “dejarse llevar” que por la increpación cerebral. Quiero 24, teñido con cierto guiño de vereda y La Santa Milonga en clave de una rítmica que, en un mismo movimiento, energiza y lo envuelve todo con nostalgia. Grupos ideales para degustar en un bar, repertorio tanguero para acompañar con un vino, abordajes al tango para llegar al cuore.