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Editorial
13-08-2014
A limpiar la imagen de la soja porteña

Por Germán Marcos .- Una cronología reciente, desde la famosa frase de Macri hasta los por qué de esta edición que se pretende inclusiva. En el medio, relatos que procuran apropiarse de un movimiento artístico construido "a costa de" y no "gracias a".
 
Cuando en 2010, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lanzó la frase “El tango es la soja porteña”, muchos pensaron en lo imposible de superar la perspectiva. Sin embargo, no lo habíamos escuchado todo. El día de la presentación de esta nueva edición, el ministro de Cultura Hernán Lombardi realizó sugerentes declaraciones que requieren un análisis de situación.

Comencemos por las frases textuales de Lombardi. La primera, expresada frente al auditorio que lo escuchaba en el RadioBar: “La posibilidad que significó la declaración como patrimonio mundial le dio al género, por un lado, una apertura internacional, y por otro lado, un cruce intergeneracional" entre músicos. La segunda y más polémica aún, surge de una entrevista posterior: “la verdad es que gracias a una estrategia bien aplicada por la Ciudad, (el tango) se transformó en un lugar maravilloso. Francamente vemos tanta gente joven, de menos de 30 años, como artistas de más de 60. Eso, tres años atrás era impensable”.

Hace poco más de tres años se realizó el primer Festival de Tango de la República Boca, un festival independiente que llevaba como bandera la todavía vigente frase “el tango no se clausura”.


El tango no se clausura - No a las clausuras.

El mismo día en que comienza esta edición del festival de tango de la ciudad, se realiza frente al ministerio de Lombardi una marcha multisectorial que denuncia y exige el fin de las sistemáticas clausuras que amenazan puestos de trabajo y sustentabilidad de espacios donde la cultura se desarrolla: bares, clubes, centros culturales. El grueso de las clausuras de estos últimos dos meses tuvo al tango como uno de los protagonistas. Sin previo aviso, sin ánimo de bregar por la seguridad, se clausuraron espacios por causas que van desde firmas vencidas de planos de evacuación (ni falta el plano, ni falta la indicación lumínica, ni la puerta de emergencia, falta la actualización de la firma…) hasta argumentos llamativos como la mera realización de clases  de baile de tango en un centro cultural porque no cuenta con habilitación de academia.

Por supuesto que la figura de un ministro no es la culpable de todas las arbitrariedades de la ciudad. No obstante, tal como denunciaron quienes vuelven a marchar al Ministerio, es uno de los responsables de “la visión utilitaria de la cultura, donde nada puede ser hecho si no redunda un beneficio económico”(1). A simple vista, la declaración de Patrimonio de la Humanidad no soluciona los corsets legales que impiden el desarrollo de la cultura.


Festival de Tango del Distrito de las Artes de La Boca

“Hace tres años esto no ocurría” declaró con soltura el ministro de Macri.  Sin embargo, los festivales barriales son el resultado de una explosión creativa que encontró en la autogestión, las herramientas para paliar ausencias de un que privilegió al turismo por encima del patrimonio local, que corrió del verano al invierno las actividades que antes eran al aire libre, y que en lugar de incluir a la mayor cantidad de vecinos posibles, los aleja con pocas sedes y centradas en un solo un barrio de la capital.  Para variar, revelan un tono despectivo en el asunto.

El actual festival viene en jugada coordinada con el desarrollo del Distrito de las Artes. El macrismo ha desembarcado en La Boca con recursos frescos para instalar en ese barrio múltiples espacios de cultura. El válido argumento de instrumentar políticas públicas para resocializar La Boca se vuelve llamativo cuando se muestra qué piensan las autoridades sobre "lo barrial".  La triste declaración pseudohumorística sobre la necesidad de policía para custodiar las milongas, tal como sentenció Lombardi,  “para no terminar todos…” concluyó con un silencio para que cada uno complete la frase (ver video - minuto 5:16). Asíi conciben la "resocialización". O se entra con policía o no se ocupa el espacio público.

La mirada sería inocente si uno pudiera hacer el ejercicio de olvidarse que es el PRO quien gobierna la ciudad (incluye el barrio de La Boca) desde diciembre de 2007.  Por lo demás, centralizar el festival en un solo barrio de la Ciudad parece quitar importancia a la igualdad de acceso, al fomento de la cultura en los barrios, y una larga lista de etcéteras que no están en agenda.


Inicio de actividades

Continuando con esa línea, podría preguntarse para qué sirve un festival. Podríamos poner en discusión cuál es el costo – beneficio de centralizar la cultura y recaeríamos en la misma discusión de siempre: ¿Qué tipo de cultura se quiere en la ciudad?

Si por un lado se denuncia una política sistemática de clausuras del sector privado, por el otro lado, se incluye en la grilla festivalera a espacios que o no fueron inaugurados o tienen apenas meses de haber abierto sus puertas.

La presentación del Festival se realizó en el emprendimiento privado RadioBar, un restaurant temático que concluyó sus obras  días antes de recibir a Gustavo Mozzi, director del Festival desde 2008, a Lombardi, a parte del gabinete de Macri y por supuesto a los artistas que participarán de la nueva edición. Un bar que  todavía no abrió pero que ya cuenta con el invalorable incentivo de comenzar sus actividades como sede de una política pública de renombre. La otra sede curiosa es la coqueta sala Pista Urbana de San Telmo, un espacio que tiene una capacidad aproximada de 30 espectadores,  también privado, con muy pocos meses de funcionamiento. Cualquier comerciante, ni siquiera quienes han recibido clausuras arbitrarias, cualquier bolichero, cualquier gerente de Bar Notable se preguntará cómo hacer para poder ser beneficiado con semejante empuje.

 
 

Sobre los relatos, y un festival con cinco ediciones

La frutilla del postre en esto de construir un relato que muestre la gestión de cultura del PRO en línea con “la estrategia bien aplicada por la ciudad” se puede observar en la página oficial del propio festival. Allí se borró todo antecedente previo al macrismo en materia de Festivales. Ya no quedan registros digitales de la primera edición de 1998, ni mucho menos de los campeones del mundial en 2003. En el sitio están publicadas las ediciones realizadas desde 2009, bajo el gobierno de Macri.

Sería un detalle menor, de no ser porque justo este año Lombardi decide posicionarse como el autor político de la nueva “época dorada”. No declaró así el año pasado, cuando el propio sitio del festival sí incluía su origen. Para sintetizar, pareciera que el ministro elige este año de “desmemorias”, para construir el relato de una política cultural que ha modificado la escena porteña, hija de la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Algo que cualquier músico con tres años de trayectoria estaría dispuesto a cuestionar. 


Distintas miradas sobre la autogestión

“Hay una cultura alternativa que se vino desarrollando, creada por artistas que se sentían ninguneados y silenciados en sus distintas regiones. Por eso apareció como un fenómeno extraordinario la autogestión, y hay lugares donde sólo eso existe, porque las políticas de Estado no llegan a fondo. El sector que propone lo autogestivo fue invisibilizado durante muchísimo tiempo. Y debe ser visibilizado ahora”, declaró la ministra de Cultura Teresa Parodi en el reciente Consejo Federal de Cultura.

Lugares como el Club Atlético Fernández Fierro, el Teatro Goñi, el Almagro Tango Club, el Oliverio Girondo, el Bar El Faro, el Bar Sanata, el Bar de Roberto, entre otros, son el resultado de esta descripción de Parodi. En consonancia, iniciativas que desarrollan inclusive políticas culturales en sí también surgieron de la cultura alternativa, como el Festival de Tango Independiente, y todos los festivales que crecieron bajo ese ejemplo: Festival de Tango de La Boca, Barracas, Valentín Alsina, Caballito, Almagro, San Telmo, etc.

En resumen, uno puede apuntalar la visibilidad y hacer que cada vez más gente, pueblo, vecinos, se enteren y accedan a la cultura. La promoción de estos sectores no implica montarse sobre lo que otros hicieron. No hace falta. Antes del Distrito de las Artes existía un festival de tango hecho a la medida de los habitantes del barrio, que hasta procuraban quitar el estigma de la violencia e inseguridad con la que el ministro insiste es describir a La Boca, como si no fuera funcionario. Un festival de tango organizado por los propios artistas y gestores de espacios que juntos pusieron el grito en el cielo con el lema “el tango no se clausura”.

Volvemos al principio, en el mismo día en que comienza un Festival y se desarrolla una marcha que insiste en pedir un marco legal que termine con la posibilidad de quedar a merced del humor de los inspectores. Si hay algo que destacar de los últimos años de cultura en Buenos Aires, probablemente esta sea la marca de acción del gobierno porteño.


En todo este contexto, la nueva programación.

Por un lado, a esta altura de los acontecimientos, difícil sería no convocar a la diversidad musical que habita el tango de Buenos Aires. Habría que asumir un insólito costo político, pero fundamentalmente, habría que hacer un esfuerzo fenomenal para dejar de lado la expresión que ha crecido a la vera de las políticas culturales. Festivales como el de Tango Independiente han marcado la cancha desde 2010. Porque lo que no programó el Festival de Tango Independiente, lo cubrieron los demás Festivales que perfeccionaron la iniciativa. Pero tampoco esta época dorada es propiedad absoluta de los Festivales porque, en definitiva, lo que los Festivales mostraron de manera colectiva, fue algo que los antecedía aún: los ciclos de programación en las salas del under del tango. De igual manera ocurrió en el plano pedagógico: desde el programa de la orquesta escuela, que hasta que no se plantó contra la actual gestión corrió serios riesgo de desaparecer, pasando por escuelas populares, ediciones de libros vitales para la composición, y más aquí, la exitosa primera edición del encuentro Tango Para Músicos, organizado por los propios artistas en la Ex ESMA.

La pluralidad de la programación sería sin dudas el punto positivo del festival, si no fuera porque a la hora de hablar de la salud del tango en el siglo XXI, el ministro de Cultura se arroga para sí la existencia, la iniciativa, las condiciones de desarrollo de este movimiento.
Lo dice de frente, lo reafirma en repreguntas. Está convencido, se creyó su propio relato, el que muestra que la declaración de tango como patrimonio de la humanidad modificó la escena y que todos estamos acá, ustedes allí leyendo, aquellos arriba del escenario, y los otros bailando, gracias a las "políticas bien aplicadas por el gobierno porteño". Nada es casual.

Porque si antes, la mirada estaba obnubilada sobre la expectativa del sector for export, ahora se conformó una grilla medianamente ajustada a los deseos de muchos de los artistas que nutren los escenarios porteños. Esta rotación no ha sido gratuita. Se trata de la construcción de una idea, un relato, una lavado de imagen que finalmente reconoce la efervescencia de una nueva generación de artistas, pero solo para ponerse por encima de ellos, para ubicarlos como la resultante de políticas planificadas y aplicadas. Nada mas lejano que la realidad.

Lo importante es que quienes participan o asistan al festival no desconozcan el curso de los acontecimientos. De la bravuconada del “tango es la soja porteña” a esta limpieza de imagen hay un cambio innegable. Un cambio que sería saludable si no viniera con ese sabor amargo de querer situarse en el gran centro de una foto, una foto que retrata una historia que se forjó “a costa de”, “como respuesta a”  y no “gracias a”.

De “la soja porteña” a las "políticas bien aplicadas" que incluyen a muchos de los que hicieron cultura a pesar de la invisibilización y las clausuras, habla la nota que aquí concluye.

 
 
Último comentario: ahora analizamos juntos, vaya al festival a bailar, a cantar, a lo que le toque hacer. Una opción es ir, estar, ocuparlo, que las políticas públicas no son de un gobierno, son del Estado, o sea, de todos nosotros. Que ya estamos grandes y nos damos cuenta de cuando nos quieren zarpar la historia. El tango no se clausura.
 
Por Germán Marcos. Periodista. Co-organizador del Festival de Tango Independiente.
 
 
(1) Francisco Scarzella, trabajador del Café de Los Patriotas, en declaraciones a Fractura Expuesta Radio Tango realizadas el 3 de Julio de 2014.
 
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Sebastian LinardiExtras
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