La fe poética: “psicología” del usurero

La condición del capital es la de la usura. El aprovechamiento sobre las necesidades es moneda corriente de la relación social en el mundo de mercado.

“La panza es reina y el dinero dios”, decía hace tiempo un poeta del tango que examinó la conducta usurera. Murió en la pobreza y delgadísimo, con la panza hecha un nudo, cerrada.

Aprovechadores, parásitos y extorsionadores son la seña de una modalidad del ser que se consagra con la premiación y el reconocimiento del sistema. Ensalzan por ahí al aprovechador y embustero que opera sobre el necesitado: “Es un tipo influyente”.

“Amarrete” (Fernández Mouján – Frascoli) resume con acierto y profundidad la psicología del usurero. Dueño de la astucia corrupta que vampiriza a los necesitados, esta tipología humana tan extendida adquiere forma en el tango de Piraña.

¿Dónde se origina la energía vital de estos abusadores ensamblados en el lodo del sistema rentístico? Pues es también en sus necesidades. Pero ya no en aquellas fundadas sobre el dinero y el sustento de la vida –como son las que determinan a aquellos de los que él se aprovecha- sino en el escenario que las monedas acumuladas no logran adquirir.

El usurero pena solapadamente sus faltas en el ejercicio de la extorsión. Reclama (“escapando al desamparo”) una manera de afecto desde su violencia económica. Solicita una especie de amor y atención a cambio del aprovechamiento, la amenaza y el atropello que despliega. Ahí su condición vampira, absorbente por reclamo doble, desmadrada. Mientras exige la paga de la renta/préstamo demanda al mismo tiempo la atención sobre su “favor”. Su pedido es la desmesura, equivalente a los metros cuadrados de su falta.

“¿Cómo se me retribuye así si he dado trabajo y salario?”, confiesa el mandado del señor mientras hostiga al subalterno. Otras modalidades del asunto se aprecian también, por ejemplo, en vínculos como el de propietarios-inquilinos. El usurero enmascara su falta en la exigencia de reaseguros, entre otros requisitos (excluyentes). “El amor no es garantía (de familiar directo, agregamos), mucho menos la poesía, solamente el vil metal”, se escucha en “Amarrete”. Solo una hipérbole inmobiliaria para graficar el asunto. Hay muchas otras.

La usura modela vínculos y formas del ser. Constituido de raíz desde su reclamo y el ejercicio de la violencia económica, el usurero –forma parasitaria del gran capitalista- mientras más exprime, más se pliega a su deseo primordial, a su ausencia fundante.  “Nunca tuviste un cuidado, ni un cariño, ni un cercano, nada bueno estuvo a mano, ni un amigo en que confiar”, resume el tango de Piraña.

🎧 Escuchar «Amarrete»:

“Amarrete”
Grupo: Piraña
Disco: Larvas (canciones para Castelnuovo), 2015
Autores: Pedro Fernández Mouján (letra) y Daniel Frascoli (música)
Canta: Romina Grosso

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Arrojado en la milonga
de la guita meta y ponga,
de la sucia mercancía
que circula sin parar,
escapando al desamparo
por la noche vas sin faro
en el cinto la matraca
por si hay líos que arreglar

Pa ser, duro ser de fierro
ni un respiro a la tortuosa
cantinela de la rosa
cancioncita de arrabal
no te atan esos lazos
los amores, los abrazos
o los llantos de fracaso
cuando el filo no da más

Amarrete,
compre a cinco venda a siete
la ganancia es el ariete
de la vida del bacán
Amarrete,
el amor no es garantía
mucho menos la poesía
solamente el vil metal

Si la usura es una estafa
que organizan los banqueros
los que cuentan el dinero
del famoso Kapital
vos hacés otros negocios
más pequeños, silenciosos,
vos jodes al poligrillo
que no tiene pa´ morfar

Ya sabés que es un embuste
ese canto de sirenas
que repiten madalenas
sobre el bien y sobre el mal
nunca tuviste un cuidado
ni un cariño, ni un cercano
nada bueno estuvo a mano
ni un amigo en que confiar