Discos
Natalia Lagos: “Di vuelta la página, dejé todo y empecé a dedicar tiempo a componer”
Una charla con la cantautora sobre su transformación artística y su nuevo disco «Matarlo y renacer».
La cantante y pianista Natalia Lagos acaba de editar Matarlo y renacer, su tercer disco solista. Un material que demarca una profunda transformación de su «ser artista».
«Pude aprender a ser una persona consecuente, disciplinada», comenta Lagos.
Son 8 canciones propias que condensan, según cuenta su creadora, «la crónica de mi propia metamorfosis, en la cual transité desde la espera y la sumisión, hacia un estado de acción y empoderamiento».
Un disco que tiene como eje el sonido del tango y que escala, desde esa plataforma, a otros estilos como el blues, el rock y la canción, estilos que forman parte del acervo musical de Lagos.
Se trata del álbum «más personal e íntimo» de quien fuera, hasta hace no mucho tiempo atrás, la última cantante de la legendaria Fernández Fierro.
– Matarlo y renacer parece un disco que alude a un tiempo y un proceso de cambio…
– Es un disco resultado de la pandemia, de ese tiempo de quietud, de introspección y de desapego que fue la pandemia. Tuve un 2019 muy agitado con mi entrada a la Fernández Fierro. Fue un año de mucha exposición, de mucho ser para afuera, escenario, notas y viajes. Y si bien fue una experiencia de muchísimo aprendizaje, cuando empezó la pandemia tuve que adaptarme a otra realidad, como tantos. En mi caso fue la realidad de estar puertas para adentro sin esa especie de legitimación de mi ser música, de mi ser cantante. Fue un sentir que se había desplomado, de alguna manera, un sueño. Tuve una especie de presagio.
«Un viaje de reencuentro con el instrumento, con el piano, con la voz y con la composición»
– ¿Qué presagio?
– Me di cuenta que esto iba a durar bastante tiempo y que cuando terminara la pandemia no iba a ser la misma persona. Y todo esto sin poder ponerlo en palabras. Pero eso inició un viaje de reencuentro con el instrumento, con el piano, con la voz y con la composición. Vi que tenía tiempo para estudiar, para empezar a maquetar algunas canciones. Ese tiempo me devolvió a mí y me devolvió ese deseo de ser solista, que en realidad estuvo siempre dentro mío pero que estaba medianamente desatendido. Y está bien, porque en el medio me interesó hacer otras cosas, cosas grosísimas que de cierto modo también maduraron mi ser artista.
– ¿Y cómo se pasó entonces de ese presagio, de esos presentimientos, a la acción y la creación?
– En 2021 entendí que tenía que darle un lugar a todo eso y con muchas contradicciones dejé la Fernández Fierro. Luego dejé también trabajos que yo hacía con dúos o trabajos con muchos amigos que admiro. Mi tiempo estaba un poco lleno de hacer música para otros, no tenía espacio real para poder sentarme a componer. Di vuelta la página. Dejé todo, salvo la docencia que es mi sustento de vida, y arranqué a dedicar porción de tiempo, grandes porciones de tiempo a componer. Contando el material que yo ya tenía un poco maquetado, inicié un taller de composición con Edgardo Cardoso -lo recomiendo absolutamente con todo mi corazón- que me ayudó a meterme en el juego, a volver a crear el espacio de juego.
«Pude aprender a ser una persona consecuente, disciplinada y entender que podía llevar sola semejante proyecto como es la totalidad de las etapas de un disco»
Nati remarca ese espacio de experiencia de juego con la música. También alude a una premisa que, desde sus encuentros con Cardoso, le dio empuje para perfilar otra idea de creador, diferente a la de “esa imagen del artista deprimido, abrumado, que escribe canciones porque no puede soportar el dolor”.
– ¿Y no es un poco así? ¿No sirven las canciones para soportar el dolor?
– Nos encantan esos artistas y canciones. Pero ¿qué pasa? Uno crece. Y con suerte, más o menos, ordenás algunas cuestiones de la vida. Y ahí ves que no te pasan tantas cosas. Y está bien que no te pasen cosas todo el tiempo porque si no estaríamos todos en un psiquiátrico y no acá, hablando de la obra. La vida empieza a ser más calma, cosa que agradezco.
– ¿Se puede jugar o experimentar en una vida calma, ordenada u organizada? ¿Queda tiempo?
– Claro, esa era la cuestión. ¿Andá a jugar en una vida calma, a hacerte un espacio para crear? Se empieza a complicar. La idea era que si no había tiempo porque trabajás mil horas, vas al supermercado o cuidas a tu perra o lo que sea, bueno… había que hacérselo. Empecé a levantarme a las seis de la mañana. Lo hice durante 8 meses para componer. Ahí pude aprender a ser una persona consecuente, disciplinada y entender que podía llevar sola semejante proyecto como es la totalidad de las etapas de un disco. Eso fue lo más interesante de todo este proceso.
– ¿Qué es Matarlo y renacer?
– Es un disco de transformación. Es un disco que comprendí, una vez compuesto, que hablaba de mí, cuando en realidad yo creí haber estado inspirada muchas veces por libros, por películas, por series, por historias de amigas, de familia. Finalmente me di cuenta que es un disco que habla de mí, de mi propia historia.