Guillermo Fernández pasó por Fractura Expuesta Radio Tango y habló de todo, sin cassette. Del tango y la experiencia de tocar durante 50 años, de su almuerzo con Perón el día en que «el general» le pidió disculpas a Pugliese, de su paso por Estados Unidos, de su regreso sin un mango y de salir disfrazado a acompañar cantores con su guitarra.

En una extensa charla, Fernández se refirió también al oficio de compositor, al momento cúlmine de cantar el himno en Plaza de Mayo frente a Cristina Kirchner, a su relación con el ministro de cultura Hernán Lombardi, la coyuntura del tango, las clausuras de las milongas y de su sueño máximo pendiente, tocar con Charly García. De paso, le respondió a Ricardo Iorio.

«Guillermito» ya es Guillermo

“Hace 50 años que estoy cantando. Empecé a los 7 años en Canal 7. Hoy tomo la guitarra con mucha paz, mucha calma, me pongo a componer sin tapujos, sin pensar en nada. Antes tenía muchos más pruritos, yo aprendí más allá del oído. Antes que nada soy músico y hasta hace 10 años atrás, si la música no era buena no seguía escuchando. Ahora me permeabilicé a todo, a lo que me pase. Y creo que tiene que ver con la movida del tango de hoy, donde cada interprete o compositor expresa lo que siente. No se fijan si la melodía es buena o mala, simplemente cuentan lo que les pasa”, dijo el cantor el Fractura Expuesta.

Muchos lo recuerdan por su hit melódico “Con el corazón en la mano”. Alguna vez dijo que los tangueros lo excomulgaron por aquel momento de su carrera. Guillermo repasó aquella experiencia: “La parte melódica no la elegí yo, me la eligió la vida. Estaba estudiando en Estados Unidos, laburaba como productor, siempre en el estudio como asistente de ingeniero de sonido. En las horas libres, con los músicos que trabajaban conmigo, probábamos algunas canciones. Una la mandé a Sony, al mes estaba contratado y a los seis meses había vendido medio millón de discos en Latinoamérica. Me pasó, ni se cómo pasó. Después me estafaron y quedé sin un mango”.

Al volver de Estados Unidos, reinsertase tuvo su costado delirante. Cuenta Guillermo sobre que a su regresó “no tenía un peso, no me contrataba nadie. Un amigo que acompañaba cantores me invitó a trabajar con él. Yo me disfrazaba, me ponía un bigotito y decía que era el hermano de Guillermito Fernández, que tocaba la guitarra. Acompañé a Jorge Falcón, me divertía muchísimo. Falcón me hacía propaganda, vengan a tocar con el hermano de Guillermito”, sonríe.

Consultado por un oyente, Guillermo respondió a unas picantes palabras del cantante Ricardo Iorio, durante uno de los programas de culto con Beto Casella, donde el líder de Almafuerte reconocía que gracias a Guillermito, y por no parecerse al niño ejemplo, arrancó para el heavy metal. “Ricardo Iorio es un grande”, destaca Fernández pero agrega: “Lo que le pasa a Ricardo es algo que le pasa a muchos. El problema terrible de Ricardo es con su papá. Pero le pasaba a muchos de mi generación, me lo dicen con frecuencia. ‘Yo cuando era chico te odiaba, porque aparecías vos y mi viejo me decía vos tenés que ser como Guillermito’. Me odiaban y tenían razón”.

Por último, sobre las cuentas pendientes 50 años después, Fernández reconoció a Charly García como un tótem. “Charly es dios para mí. No le busco la veta tanguera, escucho lo suyo, llevo en mi auto tres discos siempre en la compactera. Estuve un par de veces con él, en dos premios Gardel. Ojalá compartiera escenario con Charly. Aunque sea desde abajo del escenario, tengo ganas de verlo tocar de nuevo. Estuve con Perón, con Sting, con Troilo. El único deseo musical que me queda es tocar con Charly”.

El sábado 4 de julio Guillermo Fernández subirá al escenario del Teatro del Viejo Mercado, Lavalle 3177, a las 21. Escuchá el anticipo del concierto y la entrevista completa en el siguiente podcast.