Beto Peyrou y Nacho Suárez: vuelven los que siempre están llegando

✒ Por José Arenas
🇺🇾 Desde Uruguay

La palabra “volver” tiene cadencias de barco. Hay en ella una sospecha de mares, una clave de agua interminable, siluetas de puerto y sonidos más bien grisáceos; un silbido marinero, un saludo, una esperanza que queda colgada en el aire y se mezcla con el crujido del maderamen incierto. Es una palabra de infinito. Así, con este aire de ilusiones y esperas fue concebido un álbum/libro que tiene al poeta Nacho Suárez y al cantautor Beto Peyrou como creadores.

Empezado, al menos en sus primeros amagues, en épocas de pandemia, el disco de los autores tiene una impronta llena de renovación, de haber encontrado algo que dormía y había que despertar. En los años donde el deseo estaba roto y la desesperanza era la única flor que se encontraba en los canteros y macetas de las casas cerradas, Nacho y Beto volvieron a encontrarse con lo mejor que saben hacer; crear canciones, cantarlas, contarnos historias con música. Así, Volver: Beto Peyrou canta a Nacho Suárez tiene varios aspectos que lo han de transformar en un disco fundamental de aquí en adelante.

Peyrou y Suárez: «El disco que los pone nuevamente en la escena con una serie de creaciones finas y originales»

En principio, se trata del esperado retorno de una voz icónica, aquella que formó parte de Los Peyrou, junto a su hermano Juan, y que remite a una época enormemente fértil en la historia de la música popular uruguaya, especialmente en aquello que podemos llamar “tangueces”. La voz de Beto, tan calurosa como en aquel tiempo, conserva su pulsión de ciudad, el empujón emocional de temas con cierta “tenaz melancolía”, como diría Carlos Maggi. Pero a la vez, aparece fresca, renacida con los versos de Suárez como el pentagrama poético sobre el cual camina.

Claro que esta impronta más contemporánea no viene solamente de la mano de los protagonistas del disco sino que cuenta con la participación inmejorable de voces nuevas y músicos como Poly Rodríguez, que además de ser uno de los guitarristas más importantes en la escena actual es quien se ha dedicado a la producción de este disco que va para un lado y otro, siempre sobre el piso uruguayo bien firme. Entre canciones, milongas, tangos o fados se mueven las bellas criaturas armónicas que forman este trabajo.

También la poesía de Nacho Suárez está de vuelta. Si bien el poeta nunca dejó de ser musicalizado, ha vuelto a su raíz con un álbum de autor que, de alguna manera, menta aquel Poeta al sur de 1972 creado en colaboración con Yamandú Palacios. Los textos del autor de “María de las esquinas” pertenecen a algunos de sus últimos libros –A pura vida y otras milongas, Postal montevideana– así como a los poemas que Suárez suele escribir en su “exilio vertical” del Palacio Salvo y postear en su Facebook, por lo general en horas de la noche. De estos versos virtuales salió el primer empujón para lo que luego sería una serie de creaciones. Con “Pascua en cuarentena” fue que la dupla comenzó la siega y allí se sucedieron algunos encuentros presenciales o virtuales para buscar sonidos y palabras que pudieran ser llevadas al canto. Entonces apareció el disco que los pone nuevamente en la escena con una serie de creaciones finas y originales.

Un esperado retorno de una voz icónica (Peyrou) y el regreso de una poética (Suárez) que se afirma en su raíz

El disco se hace indómito en estilo de la canción. Eso es costumbre y uso en la tradición compositiva de Peyrou, cuando allá por los ‘70 cantaba un tango sobre versos de Enrique Estrázulas o un vals creado en base un poema de Juana de Ibarbourou, además de correr sobre acordes de Fernando Cabrera o Eduardo Darnauchans.

Esta vez, se puede ver el abanico rítmico y estético en temas baladescos como “Niño de La Paloma”, que empieza con la ternura evocativa de un clima de trova o una milonga de impresionante letra como “Volver”, la que titula el álbum. “Aromías” trae un aire de gato perfecto donde “el mundo olía a cocina” y la guitarra, la percusión y el piano dan muestra de lo sencillamente bien logrados que están los arreglos. También, las voces jóvenes invitadas en cada canción proponen armonías vocales y timbres que reviven las atmósferas. Me gustaría destacar el trabajo de cada una de ellas pero el sello por el que la placa ha salido –Ayuí– no me ha enviado a pesar de mi pedido el “objeto disco” con los créditos correspondientes.

El trabajo tiene instantes especialmente inspirados en el ejemplo de la tarea cancionística, tomando siempre el nombre que daban los hermanos Homero y Virgilio Expósito al arte de crear canciones. Pruebas de ello son “Los tangos de la mar”, “Entre mis sábanas” y el especialmente destacado “Fado/tango”. Al disco lo cierra un homenaje a Yamandú Palacios con “Poeta al sur”, en una versión que da ideas de la sentida falta que hará el cantautor con quien Ignacio Suárez iniciara esta tarea de bardo cantábile y que es, ya, una canción icónica en el oído uruguayo. Nostalgia y presente en los mismos/acordes/otros.

La canción popular uruguaya atraviesa, en su mayoría, un estancamiento donde se han perdido metáforas y riquezas poéticas, donde las canciones remiten a sí mismas y los acordes se ven reducidos a volteretas sonoras o pobres posiciones en el mástil de la guitarra. Pero Volver desmiente eso al menos a lo largo de sus once canciones. El mester de juglaría retorna desafiante y rico pero lleno de novedades y música de este tiempo. Las canciones hacen lo suyo y quien las escucha, agradece.