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La fe poética: un flâneur en Boedo

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La fe poética: un flâneur en Boedo

Pensamientos y resonancias alrededor de “Bluses de Boedo”, de Alfredo “Tape” Rubín. En los discos Hemisferios (2000) y Reina Noche (2004).

“La modernidad es lo transitorio,
lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte,
cuya otra mitad es lo eterno e inmutable”.

Charles Baudelaire

En Libro de los pasajes Walter Benjamin reflexiona -con el influjo de la obra de Baudelaire y textos como El pintor de la vida moderna– acerca de la figura del flâneur, aquella persona que en el deambular por la calle se dispone a una experiencia abierta del espíritu.

El acto de caminar contiene en ese abordaje la forma de un movimiento interior de señales e interacción con el exterior. La gente, los paisajes, la circulación, las luces, los hechos, los sonidos, las construcciones son coordenadas sensibles de este explorador fundido en lo urbano y sus despertares.

En “Bluses de Boedo” (Rubín) hay alguien que también parece trazar un recorrido, una mirada dispuesta sobre un andar que se abre calle abajo y que comienza a establecer contacto con el paisaje, con un territorio y sus secuencias. Hay alguien atento a lo que se ve, sucede y se oye mientras se cierra una noche y se despide a algunos pasajeros nocturnos. En ese marco se activa la operatoria de este flâneur porteño del nuevo siglo.

Mención aparte merecería la construcción de este tango -nacido como un blues- en sus aspectos literarios. Rubín abre con su pluma una forma poética original y genuina, algo que no se había escuchado en el decir del tango. De hecho, su aporte servirá más tarde como inspiración estilística de varias plumas de tango. Su artefacto poético, creado bajo una sintonía pop-arrabalera-modernista, desempolvó el abanico del decir tanguero. Y eso es mucho.

Pero volviendo al flâneur. ¿Qué diálogo se establece entre una ciudad y un hombre? Benjamin consideraba al flâneur como una marca de resistencia, un modo crítico hacia la transformación moderna de las ciudades, encaminadas a la utilidad y el circuito del comercio. No obstante, el ensayista también daba cuenta ya de su debilitamiento. ¿Podía ser posible la experiencia interior del aventurero en ciudades achatadas, recortadas, reducidas en su riqueza por el esplendor y la técnica del capitalismo creciente? ¿Quién vibra hoy en Puerto Madero o en la avenida Juan B. Justo? ¿Quién se pierde en una ciudad de cuadrículas?

Sobre una aldea de sombras interiores, transformaciones contemporáneas, especímenes nocturnos y artefactos comunicacionales se monta “Bluses de Boedo”. Se trata de un escenario de la hibridez, un mundo que se despliega ahora sobre coordenadas que ya no derivan de sustancias firmes sino de sentidos engendrados en un batido desbalanceado, inestable (“la luna gira en falso”).

Hiperinformación, “marketing de baba”, un billar tuneado y un cielo deshecho, cercenado ¿por los edificios? Todo está trastocado por la mezcla milagrosa de la globalización. Esa es su estética. Un desconcierto organizado. Por allí transita la navegación y experiencia interior del sujeto de este tango. Desintegración y heterogeneidad. ¿Qué provecho obtendría el flâneur baudelaireano en un recorrido ultraintervenido por modelos transitorios de gestión? ¿Qué queda del azar, del encuentro, de la sorpresa y riqueza sensible, de perderse en una ciudad o en un barrio planificado alrededor del rubro de los servicios?

Aún hay alguien que camina. Es un aventurero en tierras de un barrio híbrido, mudable. Son los espectros del progreso y sus alteraciones en el hombre que sale y deambula entre los vahos y los esquinados de Boedo. ¿Sale y deambula? ¿O el flâneur de los siglos XIX y XX dejó lugar al explorador digital que hoy se aventura desde la burbuja doméstica de internet?

Está comprobado que caminar hace bien a la salud. Perderse en la caminata, si es posible, también. Para todo lo demás se propone Netflix, una esquina con su baba de confort programado.

🎧 Escuchar “Bluses de Boedo”, por «Tape» Rubín y Cuarteto Almagro:

🎧 Escuchar “Bluses de Boedo”, por “Tape” Rubín y las guitarras de Puente Alsina:

“Bluses de Boedo”
Grupos: Cuarteto Almagro y Alfredo “Tape” Rubín y las guitarras de Puente Alsina
Autor: Alfredo “Tape” Rubín
Disco: Hemisferios (2000) y Reina noche (2004)
Canta: Alfredo “Tape” Rubín

***

La radio escupe y chilla su marketing de baba
“la droga no progresa” se lamenta el buey jipón
silbando bien milonga yo me abro calle abajo
los bluses de Boedo cruzan por mi corazón

El rocatecto se tomó esta vez una azotea
en el billar coreano brillan luces de bambú
vendrán otros inviernos, tal vez no me lo crean
mi adiós a esa ventana de la blanca luz en blues

Ay Boedo, tu luz blusea ciega de dolor
Ay Boedo, tu blues fisura roto y sin perdón

Bajando esa escalera el cielo está deshecho
la luna gira en falso, la partida terminó
no importa cuánto humo mandés dentro del pecho
los bluses de Boedo cubrirán tu corazón

Hay otro Buenos Aires prendido es esa esquina
que no salió en los diarios, que no vio ningún botón
dos manos que se aprietan, chamuyo que te arruina
los bluses de Boedo caminaron la traición

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Sitio de tango y noticias culturales. Desde 2003, el espacio referente del tango de estos tiempos.

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