Alguien se sienta al piano. Otro, detrás de un vidrio, registra ese encuentro. Alcanza con eso y la música ya es testimonio de una pasión que alumbra entre un pianista y su instrumento. Allí está Nicolás Guerschberg y un Yamaha C7x. Allí aparece el disco Punto de fuga.

Un disco de “piano solo” o, mejor, de todas las voces que desde las teclas habitan en el recorrido que Guerschberg propone a través de un repertorio de temas propios y de las versiones de “Fool on the hill”, “Niebla del Riachuelo” y “Adiós Nonino”. Temas grabados en primera toma, en gran parte improvisados, que establecen un conmovedor testimonio del diálogo íntimo con el piano que Nicolás decidió registrar en su quinto disco solista.

“He volcado diferentes sensaciones, ideas, sueños que no estaban plasmados en ningún otro proyecto ni lugar. No fue un disco planeado sino soñado y deseado, un espejo de mis ilusiones, obsesiones y facetas más diversas, en donde el único límite es uno mismo”, cuenta Guerschberg sobre Punto de fuga que orbita alrededor del jazz, el tango y la música contemporánea.

"Es un reencuentro con el instrumento", dice Guerschberg.

«Es un reencuentro con el instrumento», dice Guerschberg.

Si de líneas convergentes se trata, el pianista apuesta al menos a dos trazados que marcan el curso del disco. Por un lado, aquellas composiciones de mayor riesgo y experimentación y, por otro, una segunda línea compositiva encauzada en lo que podría estimarse como obras con cierto destino de canción. Dos modos de direccionar un repertorio que, en su totalidad, configuran un disco en donde libertad e imaginación actúan como los principios centrales que escalan alto en el terreno de la expresividad.

En ese cuadro general se destaca la mano izquierda de “Punto de fuga” y su pincel urbano, el aire sublevado de “Milonga alterada” o el segundo tramo expresivo de “La alucinada” que exponen en conjunto la fabulosa zona de experimentación que entrega Guerschberg. Luego de la tormenta, la calma. Y ahí reluce ese tríptico lirico y reconfortante que se arma con “Dora´s Vals”, “Milonga tica” y “Después de la lluvia”, una composición que bien podría pedir la presencia de un fueye cantor.

Cautivan las versiones de “Niebla del Riachuelo” y “Adiós Nonino” con sus momentos de juego y de tensión y su desenlace melódico. “Premonición”, por su parte, reluce por el extraordinario fraseo del pianista.

Cuanto más apuesta Guerschberg, más gana. Esa podría ser una hipótesis válida para un trabajo que, como sucede con el espíritu de juego en el arte, se despega de la razón práctica y especulativa y, sin mediaciones y resultados, entrega su modo de ser más auténtico y sensible.

Nicolás Guerschberg presenta los temas de su disco el miércoles 21 de septiembre a las 20.30 en la Sala Argentina del CCK (Sarmiento 151) y el jueves 20 de octubre a las 21 en Boris Club (Gorriti 5568).