Con un megaconcierto que mostró lo mejor de la Orquesta Almagro, Trío Cañón, Amores Tangos, La Guardia Hereje, Yira, entre otros, el tango del siglo XXI celebró por sexto año consecutivo.

El Festival de Tango Independiente lo volvió a hacer. En una tarde-noche inolvidable, la sexta edición del FTI logró emular aquella reivindicación originaria del festival autogestionado por los músicos: los conciertos callejeros reunieron una importante cantidad de público, sostenido durante las cinco horas y media de espectáculos, cruzando diversidades estilísticas, edades y gustos heterogéneos, y orquestas consagradas y grupos en franco ascenso, baile de calidad y asfalto y vereda para despuntar el vicio danzarín de las milongas del barrio que dijeron presente.

Todo comenzó pasadas las 18, con un leve retraso producto de la amenaza de lluvia que dificultó el armado del enorme escenario plantado en Boedo y EE.UU. La Orquesta Almagro abrió el fuego y repasó parte del repertorio con los cantores Cucuza Castiello y Osvaldo Peredo. En sets cortos y al pie, nada mejor que la vertiginosa propuesta del Trío Cañón. Amores Tangos salió temprano al escenario y la fiesta fue completa, con el Negro Falótico como cantor invitado, el público devolviendo el calor de la banda, cantando todas las canciones y el final habitual de cada fiesta concierto que comparte la orquesta de carnaval. Luego fue el turno de Marcapiel, la banda liderada por el guitarrista Alan Haskten presentó nuevas canciones y algo del repertorio de Ausencia, su primer disco.

La Siniestra mostró lo nuevo con un Diego Bergesio iluminado y una arenga total que recibió una acalorada respuesta del público.  El Quinteto Negro La Boca, por su parte, estrenó obras de «Tangos Libertarios», su nuevo trabajo en co-autoría con el historiador Osvaldo Bayer. Por segundo año consecutivo, el colectivo estético, político y cultural capitaneado por Pablo Bernaba arrojó discos al público, generando las risueñas avalanchas del caso.

La Guardia Hereje, una de las bandas más esperadas de la jornada, regaló parte del homenaje que realizan desde el año pasado. Por un desperfecto técnico, el cantor Lucio Arce dinamizó el momento recitando cual Alorsa, piezas memorables del recordado Jorge Pandelucos. Cucuza Castiello y Facundo Rádice aprovecharon la invitación de Gianibelli, Tato y Marín, y subieron al escenario para cantar clásicos de La Guardia.  Una de las ovaciones de la tarde fue para la Orquesta de Gabriel Bartolomei: La Vidú mantiene un idilio con Boedo y sus ya clásicas reversiones de «Gil Trabajador» y «Blues de la Artillería» fueron celebradas como la primera vez.

La anteúltima presentación de la noche fue en clave de murga tangueada: Los Habitués regresaron al Festival de Tango Independiente y lo hicieron de la mejor manera, divirtiendo y haciendo bailar a todo el público que continuaba firme frente al escenario. El final vino de la mano de una de las bandas del momento. Yira regaló una muestra gratis de su tremendo último disco, «Santos Impostores» y fundamentó el crecimiento de una propuesta musical que lleva una década de trabajo y sigue buscando su techo.  Tiempo antes, Tanguito Cejas y Genoveva Fernández habían deleitado a los presentes con una exhibición de alta calidad, cortesía de la practica milonguera De Queruza.

El FTI continúa con sus conciertos y actividades sociales, el lunes en el Hospital Borda y la Escuela Almafuerte de Boedo, el Jueves en el Hospital Tornú y el viernes en Radio Sur FM 88.3.

Fotos: Fractura Expuesta