“Yo en el escenario, toda mi vida, me prendí fuego. El día que no me prenda fuego, no tengo nada que hacer”, decía Peche Estévez, en una de las tantas visitas que tuvo a Fractura Expuesta Radio Tango.

Cantor de Buenos Aires Negro, poeta, un ángel de la ciudad que colgaba de altos edificios para estremecerse con “los crepúsculos naranjas sobre patios y terrazas”, ese era Peche.

Se cumplen 5 años de su trágica partida y a través de un audio que compila su voz y su pensamiento se revela la palabra de uno de los artistas que sigue iluminando con su antorcha la senda tanguera.

Olvidarse de ser (Hugo “Peche” Estévez)

Buenos Aires se debate entre sus incongruencias
prepotente
con la violencia de un parto sin sentido
pariendo sus dudas y sus enfermedades
rojas de odio y de sangre
de su confusión.
Y allá se va el sol,
y regala un crepúsculo naranja sobre patios y terrazas.
Y mañana volverá,
como una mueca de esperanza sobre los ceños fruncidos
y las espaldas cansadas
y las manos que mendigan
los hospitales que no alcanzan
y los rostros amarillos como si les hubiera explotado el hígado,
en la vorágine enrarecida de bondis y de trenes
que no van a ningún lado.
Y se mueren del tiro a un guacho
y vuelven a morir de ganas de hacer lo que nunca alcanzan
y pasa el día,
y nos vuelve a regalar un crepúsculo naranja
que nadie mira
aunque se mueren de ganas
pero ya se olvidaron de qué.