La industria cultural, como sector de la economía nacional, genera tres veces más riqueza que la industria automotriz. Casi el 3% del empleo nacional proviene de la cultura, que en conjunto genera 100 mil millones de pesos de facturación anual, según consignan el Ministerio de Cultura, amparado en datos del Indec y Aduanas.

En diálogo con Fractura Expuesta Radio Tango, Martín Rosetti, coordinador general de la Dirección Nacional de Industrias Culturales, destacó el crecimiento del sector y explicó algunas de las causas por las cuales la cultura argentina goza de tan buena salud.

“Para entender al sector, es interesante saber que cuando crece la economía, crece aún más el consumo cultural. Si cae la economía, cae aún más el consumo cultural, se compran menos libros, discos, entradas de conciertos, cine y teatro. Siempre que hubo crecimiento económico hubo un gran desarrollo de las industrias culturales. Se lo puede ver claramente en el período del peronismo entre el 45 y el 55 y también desde el 2004 a la actualidad. En los últimos años, lo fundamental es que se ha dotado al sector de manera integral: legislación laboral e institucional pero también de nuevas tecnologías, en calidad y en cantidad”, resalta Rosetti.

«La cultura aún carga con el prejuicio del subdesarrollo que, a pesar de los números exhibidos, no logra desterrar aquella imágen de retraso. A modo de ejemplo, la actividad cultural factura más que la actividad minera».

El 40% de la facturación responde al sector audiovisual y una de las explicaciones es la aplicación de políticas públicas activas que han dinamizado la capacidad productiva. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Televisión Digital y el INCAA han generado el sustento de este desarrollo y, tal como consigna Rosetti, se ha pasado de producir poco a estrenar cien películas por año, con todo el movimiento laboral que eso genera.

Sin embargo, la cultura aún carga con el prejuicio del subdesarrollo que, a pesar de los números exhibidos, no logra desterrar aquella imágen de retraso. A modo de ejemplo, la actividad cultural factura más que la actividad minera. Rosetti vislumbra el desafío: “El comportamiento productivo de la cultura no se ve como la de otras industrias. Además de generar trabajo e ingresos, es una industria estratégica puesto que por la cultura circulan los símbolos, la generación de opinión crítica, es estratégica en términos de soberanía nacional. El valor agregado que tienen las industrias culturales es superior a otras industrias. No es fácil y no está saldada la discusión de la interpretación de la cultura como un sector industrial”.

«La política apuntó a organizar, a dotar de herramientas para la organización, viendo en el asociativismo la única forma de subsistencia, de colegas que tienen las mismas necesidades».

Probablemente, la iniciativa pública que permita dimensionar los avances culturales sean los sistemáticos Mercados de Industrias Culturales que ya llevan 5 años y varias ediciones federales y regionales.

“El MICA ha generado la evolución en los gestores culturales. Es interesante para evaluar estas políticas públicas. Cinco años después del primer MICA hay un crecimiento tremendo: mucha participación de gente que ya se interpreta como productores y trabajadores de la cultura. La política apuntó a organizar, a dotar de herramientas para la organización, viendo en el asociativismo la única forma de subsistencia, de colegas que tienen los mismos problemas, necesidades. La organización permite legitimar los reclamos del sector, reconocerse como espacio productivo. Uno de los aspectos centrales de los MICA son las rondas de negocios y en esta nueva edición se duplicó la cantidad de inscriptos, con un crecimiento puntual en el sector de la música”, afirma Rosetti.

Escuchá la entrevista completa en el siguiente podcast.

Foto: sitio del Mercado de Industrias Culturales.